lunes, 2 de agosto de 2010

La conjura de los blanditos.

Según decía Sir Winston Churchill, un fanático es aquel que no puede cambiar de idea y no sabe cambiar de tema. Personalmente, me tienen podrido los fanáticos del Nuevo Orden Internacional. Los pseudo-ecologistas, anti-todo, pro-cualquier causa que llame a desafiar las apacibles creencias del pobre tipo de a pie. No se puede comer atún, porque cuando se pesca atún en una de esas es ensartado un delfín y entonces abrir una lata de conserva te transforma en el asesino de Flipper. Si no usás el papel de los dos lados sos responsable del calentamiento global. Si se intenta apuntalar, pintar o reformar cualquier edificación ruinosa con el pomposo mote de "histórica", se es culpable de mancillar el patrimonio edilicio. Y así con varios ejemplos y situaciones. Los guardianes de las causas sensibles, subidos a pedestales de progresito melindroso, con aroma a patchouli y musiquita étnica descerrajan su odio contra todo atisbo de conservadurismo, tradición, progreso o fomento de la actividad económica. Todo es motivo de replanteo y de censura categórica.

Esta semana tuvimos un nuevo ejemplo con la prohibición de la tauromaquia en Catalunia. Es indudable, mal que les pese a estos mequetrefes del incienso, que la cultura hispánica es muy difícil de concebir sin los toros.
Hay cabañas de cría que tienen décadas y décadas de antiguedad, que dan trabajo tanto a peones como a ingenieros agrónomos. Los toros traen turismo, trabajo, riqueza, actividad económica. Las corridas son transmitidas por televisión, son cubiertas en la prensa escrita, incluyen orquestas, vendedores de refrescos y bocadillos, hacen que mucha gente se monte en transporte público para llegar hacia ellas. El toro bravo es un símbolo de España, no es solamente un animal. Es un ícono cultural. Desde Dominguín hasta Jesulín de Ubrique, pasando por Paquirri, los toreros son héroes, son paradigmas del gallardo caballero español de todos los tiempos. ¿A dónde queremos llegar? ¿Qué pondrán en las botellas de Osborne? ¿Un delfín? ¿Dónde está escrito que la emasculación organizada implica progreso? ¿Van a prohibir también el boxeo y el whisky? El toro bravo es el toro bravo, no es un animal que exista por sí solo, se lo cría para la lidia. Y como se ha mencionado con anterioridad en este blog, cuando por aquellas insondables cuestiones de la genética y de la naturaleza no se logra que el toro sea bravío, su irremediable mansendubre lo exime de la arena y lo convierte en semental. Por otra parte, esas pechugas deshuesadas que consumen los "sensibles" que aborrecen la lidia, ¿no provienen de tenebrosos criaderos que someten a las aves a una horrenda existencia seguida de una truculenta muerte? Es la clásica incoherencia del fanático blandengue, que se opone a lo que no entiende. Que pide a gritos la abolición de todo aquello que no pasa por su absurdo tamiz de justiciero de cotillón.

Es una verdad escrita con sangre en la arena, desde el fondo de la historia: No hay cosa peor que lidiar un manso.

N. de la R.: A todos los que celebran la prohibicion de las corridas de toros en Cataluña, los invito a que lean el libro "Muerte en la tarde", de Ernest Hemingway.

4 comentarios:

  1. jajaj me hacés reír! creo que la onda es no hacer de la matanza de un animal, un espectáculo o una fiesta. Pero es medio careta, porque en definitiva los humanos seguimos matando animales igual para comer todos los días y en todas partes del mundo.

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  2. Es como el chiste del tipo que siempre iba a un restaurant a comer creadilla después de las corridas. Un día le traen una porción mucho más chica y cuando reclama, el mozo le dice "no siempre gana el torero"...

    ESTAAAA BIEEEEEEEEEEEENNNNN!!!!!

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  3. Claro, para qué matar los toros después de un espectáculo que genere ganancias (económicas, culturales, emocionales, o cualquier mierda que le quieran agregar), si nos podemos comer un chancho que pasa su vida entera en mierrrda, barro, comiendo porquería, para que al final de sus vidas de lujo sin sufrimiento los espere una cuchillo en el cuello...

    Como nos distraen con estas estupideces... y como se ocupan de ellas!

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  4. Tú lo dijiste, Juancito, el toro es un símbolo de España. Otra razón más por la que Cataluña se desmarca del resto de la península ibérica.
    Respecto a los toros en sí, tenemos opiniones divididas. Yo siento el daño al animal tanto como otros sienten el del torero cuando le toca. La diferencia es que al animal no pidió estar allí.
    Incluso cuando no comparto tus opiniones, da gusto leerte. ;)

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