viernes, 31 de diciembre de 2010

100

Esta es mi entrada número 100 en el blog, coincidiendo con el último día del año 2010.
Eso significa que mi primer entrada de la nueva década, será la primer entrada de la segunda centena. O tal vez la segunda, según como se cuente.

Por fin le encuentro sentido a esta fecha.

martes, 30 de noviembre de 2010

Mi ídolo y navidad.

Nació en 1917, en un hogar de inmigrantes italianos en Steubenville, Ohio. Desde chiquito se las rebuscó solo. Primero les guardaba el moonshine a los mafiosi en los tarros de desinfectante de la peluquería de su papá, Gaetano. Después fue croupier en las salas de juego que operaban en los fondos de los negocios del barrio. Más tarde, hizo 12 combates de boxeo por dinero (lo que se llama "prizefighter") en los cuales, además de perder 11, arruinó para siempre la movilidad de algunos de sus dedos. Volvió a las salas de juego, esta vez a canturrear alguna que otra canción, hasta que se fue a probar suerte a New York. Una noche reemplazó a Frank Sinatra en el club Riobamba, pero le fue como el culo. Siguió intentando, cantando en lugares de mala muerte, compartiendo un mugroso departamento con otros aspirantes a algo, hasta que en 1946 conoció a Jerry Lewis. Actuaron en el 500 Club, en Atlantic City, New Jersey y de ahí pasaron a la NBC con el "Colgate Comedy Hour" y luego al cine. Dean hizo películas, grabó discos, fue el compadre de Sinatra, a quien llamaba "Ciccio" (diminutivo de Francesco), tuvo su propio show en NBC, el "Dean Martin Variety Show", que grababa todos los sábados sin ensayar una sola línea, con invitados como Orson Welles, John Wayne, Ella Fitzgerald, Ronald Reagan entre otros. Fue el más extraordinario entertainer de la historia. Todo lo hacía fácil, sin dramas, de una vez. Con una categoría inclasificable. Sin despeinarse, sin transpirar, sin nervios ni de él ni de los que lo rodeaban. Jamás se tomó en serio lo que hacía. Lo único que le interesaba era jugar al golf. Se casó 3 veces y tuvo 7 hijos.

En esta navidad se cumplen 15 años de la muerte de Dean Martin. Una muerte planeada, anticipada y casi que deseada por Dino.

En 1987, su hijo Dean Paul que era reservista de la fuera aérea, se estrelló con su avión F-4 en las montañas de Los Angeles. En ese momento, sin dramas, sin escándalos, sin nervios, Dino decidió poner punto final a su vida. Se ocupó personalmente de declinar en cada aspecto. Se encerró en su casa en Beverly Hills a ver westerns. Únicamente salía para cenar en el restaurant Da Vinci, todas las noches. Un J&B con hielo y soda, spaghetti pomodoro e basilico, un vaso de chianti y un tiramisú. Todas las noches. Él solo. Una noche, Ciccio (que jamás lo pudo entender del todo pero era su amigo incondicional) lo fue a buscar. A sabiendas de la condición anímica en la que se encontraba Dino, casi que lo obligó a salir de gira junto a Sammy Davis, reeditando las noches de gloria del Rat Pack de principios de los 60. Más que nada para ver si lo podía levantar un poco. Ciccio le tenía terror al declive. Ciccio tenía miedo de terminar como Dino, esa es la verdad. Salieron de gira, Dino a regañadientes. Vean la versión de "Welcome to my world" correspondiente a una de las actuaciones de la gira en el link adjunto y van a ver a un tipo que, destruído por dentro, simplemente está ahí porque la materia y las leyes de la física así lo determinan. Dino se había ido. Y se fue nomás, una noche levantó campamento y se mandó a mudar de la gira. Por respeto al amigo y por tener códigos, se internó en un hospital para evitar el escarnio de un abandono injustificado. Al día siguiente se fue a la casa, a seguir viendo westerns. El menefreghismo con el que transitó toda su vida se había exacerbado al extremo. Westerns, Da Vinci. Westerns, Da Vinci. Tenía tumores en el hígado y enfisema. Le importó tres carajos. No le dio pelota a los médicos. Ni iba al médico. Westerns, Da Vinci. Westerns, Da Vinci. Hasta que el 25 de diciembre de 1995, ya muy débil y en cama, oyó a su ex-mujer Jeannie que, teniéndole la mano, le dijo "if you you want to go, go". Y sin soltar la mano de Jeannie, sin escándalo, sin nervios, sin hacer difícil lo fácil, murió.

Dino es mi ídolo máximo. Feliz navidad.


http://www.youtube.com/watch?v=HS6ltnoJjoM

martes, 9 de noviembre de 2010

Lo dijo un viejito.

El otro día escuché en la radio un reportaje a un ex-futbolista de avanzada edad. Era una de esas típicas notas evocativas en las que se recitan de memoria formaciones de equipos, se recuerdan goles, etc. En un momento el periodista preguntó por un determinado jugador y el entrevistado le respondió "no está en vida".

Cuántas cosas en esa respuesta:

1) La alusión a la muerte sin nombrarla.
2) Un verbo en tiempo presente hablando de una persona fallecida.
3) La certeza, o al menos la duda razonable, de que existe otro lugar para estar aparte de la vida.
4) Cuando vas envejeciendo tus amigos van muriendo, hasta que llega un punto en que amistad y muerte son indisociables.
5) La mayoría de los periodistas no sabe un carajo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Chinatown posta.

En Los Angeles, California, hay una Chinatown. Es muy antigua y, a diferencia de otras Chinatown, no tiene gente joven, ni chucherías de Taiwan, ni puestos de comida frenéticos. Fue fundada en 1880 y pasó por diversas transformaciones y mudanzas. En la Chinatown de Los Angeles hay chinos viejos, que se reúnen en silencio a jugar una especie de dominó con piezas que tienen forma de cubo. Fuman, se peinan con raya al costado y toman té. Hay un sector que data de los años inmediatamente anteriores a la guerra, que permanece tal cual. Con marquesinas y carteles que parecen rescatados de un estudio de cine. Letreros que ofrecen como novedad, aparatos que hoy sólo se encuentran en museos. "Solid state TV sets", "Short-wave radio systems", "Pocket cameras". O las aún más sugestivas "asian novelties". Chinatown en New York es un gran shopping de baratijas. En San Francisco es una mezcla de academias de kung fu, tiendas naturistas y escuelas de cocina. En Los Angeles es un lugar detenido en el tiempo, con personajes que presenciaron la historia pero prefieren callarla. Y que tal vez, aunque quisieran contarla, nadie entendería.

viernes, 29 de octubre de 2010

Esenciales.

Entre los elementos que conforman lo más representativo de mi personalidad y mi manera de relacionarme con el mundo, está el álbum “Songs for swingin’ lovers” de Frank Sinatra.
Grabado a fines de 1955 en los estudios Capitol, en Hollywood, California. Con arreglos y dirección orquestal de Nelson Riddle.
Me cuesta explicar con palabras lo que significa este disco. No debe existir nada mejor cantado en la historia de la música. La afinación, la pronunciación y el fraseo de Sinatra son absolutamente impecables. Sin fallas. Sin dudas. Con la arrolladora potencia del que hace lo que hace sabiendo que es el mejor, pero no por casualidad. El que es el mejor porque se plantea el permanente desafío de serlo en cada latido de su corazón. El acompañamiento orquestal transmite la perfección de lo simple, la eterna obsesión de Frank, su indeleble marca registrada. El mid-tempo (sobre el que él camina como un emperador encima de los cadáveres de sus enemigos), infaliblemente pergeñado por Riddle. Es como una dosis de New York, es un puño apretado, ganas, un brindis, progreso, energía, dinamismo, elegancia.
Si yo fuera un rompecabezas, este disco sería una pieza.

martes, 31 de agosto de 2010

Monstruitos.

Hay una gran mayoría de niños de origen hispano con facciones de adulto en miniatura. He reparado en este detalle últimamente. Me he cruzado con cada criatura que uno no sabe si es un experimento de Josef Mengele o se trata de un pigmeo de 45 años. A algunos sólo les falta el bigote. No sé si por cómo les cortan el pelo, o por la ropa, pero la realidad es que prolifera una raza de infantes truculentos, sin el más mínimo atisbo de candidez en la mirada o ternura en sus movimientos. Emergen de entre las góndolas del supermercado o corretean por los estacionamientos. Merodean por la playa o los parques, mientras devoran alguna basura transgénica en packaging colorido. Trozos de pollo frito en aceite hidrogenado, papas fritas de bolsa embadurnadas en algún queso de dudosa factura, todo empujado por la infaltable gaseosa servida en un vaso del tamaño de una cabina telefónica. Observando la escena, sus hermanos adolescentes, con un pantalonazo a medio camino entre la cintura y el final del culo, la cabeza con forma de coliflor, una barbeta seborreica y los ojos entrecerrados como un cordero lechal en vísperas de alguna fiesta de guardar. Regocijados ante la presencia de su prole, dos treintañeros con obesidad mórbida se pavonean con orgullo de padres. Allá sentado, a lo lejos en todo sentido, una suerte de momia inexpugnable con sombrero de paja espera su muerte más temprano que tarde.
Entiendo que la curva del ciclo vital del ser humano acaso haya variado. Antes uno era niño, adolescente, adulto y viejo. Ahora es troll, imbécil, gordo de mierda y fósil.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Equipo.

Este es mi 11 ideal.


En el arco, Groucho Marx.

Línea de cuatro: Dean Martin, Antonio Carlos Jobim, Jorge Luis Borges, Martin Scorsese.

Mediocampo: Al Capone, Bill Bernbach, José de San Martín.

Delantera: Roberto Fontanarrosa, Alberto Olmedo, Chespirito.


D.T.: Winston Churchill.

domingo, 15 de agosto de 2010

Mentiras.

En estos días se ha informado de la detención de tres chicas argentinas que obtuvieron su visa de turista dando información falsa a las autoridades consulares americanas. Los titulares de los diarios hablan de como Estados Unidos "endurece su postura frente a la inmigración". Como he dicho varias veces en este blog, yo soy inmigrante. Y honestamente me siento insultado por la liviandad y la falta de conocimiento con la que los medios periodísticos argentinos califican de esa manera a cualquier persona que vive o intenta vivir en otro país. Ser inmigrante implica, de movida, aceptar las reglas y las leyes del país en el que uno pretende vivir. Yo soy un argentino residente en USA. No me siento perseguido por las autoridades norteamericanas. Para lograr mi residencia tuve que trabajar muchísimo, invertir tiempo, dinero y sobre todo, entender que las cosas son blanco o negro. Se cumple con los requisitos, o no. Se reúnen las condiciones para obtener la residencia, o no. La ley es implacable, pero es clara. No hay dobles interpretaciones, tan caras a la imbecilidad argentina mal denominada "viveza criolla". Las personas que violan la ley se llaman delincuentes. Los inmigrantes somos otra cosa.

Ojito.

jueves, 12 de agosto de 2010

Asado ideal.

Idealmente, contar con una parrilla estilo uruguayo, inclinada y con brasero. En caso de tener la típica parrilla que encontramos en los patios de las casas de Buenos Aires, iniciar dos fuegos, uno en cada extremo de la parrilla, con un intervalo de 25 minutos.

Lograr brasa anaranjada con una fina capa de ceniza.
Bajar la parrilla a 30 cm de altura y dejar que se caliente bien.

Embutidos: chorizo y morcilla.
Achuras: molleja, riñón y chinchulines.
Carnes vacunas: tira finita, colita de cuadril de hasta 750g, ojo de bife de hasta 1kg.
Carnes porcinas: bondiola y pechito de hasta 1kg.

Una vez que la parrilla esté bien caliente, colocamos los chorizos, previamente pinchados. Más o menos 20 minutos después, darlos vuelta. Yo suelo darles una tercera y última vuelta para que me queden parejitos de color y con las marcas de la parrilla.
Las morcillas ya están cocidas, por lo tanto sólo hay que colocarlas en la periferia de la parrilla y calentarlas hasta que la piel quede crocante. Si vienen con piolín, se las puede colgar del caño de la parri y dejarlas calentar ahí.

Al riñon hay que lavarlo, pelarlo, salarlo y quitarle el exceso de grasa. Luego colocarlo en la parrilla unos 25 minutos por lado y finalizar la cocción feteándolo y asando las rebanadas vuelta y vuelta.

A las mollejas también hay que limpiarlas. Yo además las friego con sal y jugo de limón. Si les gustan crocantes, recomiendo cocinarlas igual que los riñones, feteándolas y terminando la cocción vuelta y vuelta. Si no, aguanten unos 30-35 minutos por lado y las sacan enteras.

El chinchu se puede lavar y trenzar, yo personalmente prefiero tirarlo en la parri así como viene y dejar que el propio calor los vaya desgrasando. Al no trenzarlo, naturalmente va a ir tomando la forma de resorte irregular. No pasa nada. Lo cortan en pedacitos para servir y listo. Recuerden que todas las achuras se deben cocinar bien, nada de riñones rosaditos, mollejas jugosas y chinchulines blanditos. Ojo con la ansiedad, aguanten y cómanlas bien cocidas.

La carne se puede salar previamente con sal gruesa si se quiere lograr una fina costra al cocinarla. Si se prefiere una textura más suave se sala al darla vuelta. La famosa fábula argenta de poner salmuera (sal gruesa disuelta en agua caliente) no es más que una pelotudez que termina apagando el fuego.

La tira idealmente se le pide al carnicero que la corte finita para hacerla rápido vuelta y vuelta. Es el primer corte que sale inmediatamente posterior al chorizo y la morcilla. A mi gusto se sirve antes de las achuras. De lo contrario, se puede comprar el costillar entero y asarlo con bastante brasa y bien despacito. Pero un costillar no es un asado. Es un costillar. Ya haremos otro capítulo dedicado a él y a todas las otras carnes que se hacen a la cruz y no a la parrilla.

El pechito de cerdo garpa como loco. Es barato, se hace rápido y es riquísimo. Con un poquito de sal y limón es un golazo. Se le puede agregar una pizca de pimentón para darle un poquito de gracia y color.

La colita de cuadril tiene a secarse. Hay que hacerla hasta antes del punto y dejarla reposar a un costado del fuego. Jamás fetearla ni apurar su cocción.

El ojo de bife es el mejor corte vacuno por su contenido graso y la terneza del músculo. Idealmente hay que asarlo entero pero se puede cortar en entrecotes a mitad de la cocción para lograr un bife dorado por fuera que conserve sus jugos por dentro.

La bondiola le gusta mucho a mi hermano Agustín. Se debe cocinar entera con bastante limón. Como sucede con la mayoría de los cortes porcinos siempre hay que cocinarla como mínimo a término medio.

Personalmente me gusta un torrontés fresco que podría ser un Etchart Privado para las achuras y para el asado en sí un vino de corte clásico argentino como podría ser un Montchenot o un Clos du Moulin. Cualquier vino de esos de puto que cuestan más caros que la carne me rompen bastante las pelotas.

Las ensaladas que prefiero son la de hojas verdes que a mi gusto debe incluir lechuga, rúcula, apio y radicheta, la de tomate y huevo duro con orégano y la de papa con mayonesa y perejil. Poner cualquier tipo de hortaliza en la parrilla, ya sea en fetas o directamente en la brasa envuelta en papel metalizado es de recontra puto. Queda a criterio de cada uno si lo hace o no.

El pan debe ser flautita y en general conviene evitar la engañosa pelotudez de ponerlo en la parrilla porque cuando se enfría se endurece.

De postre me gusta mucho el Don Pedro hecho con helado de crema americana, whisky berreta nacional y un poquito de nuez molida por encima.

Para terminar, café y Legui. Discutir algún tema intrascendente, fijar la vista en cualquier lado mientras se juguetea con unas miguitas y se pasa un escarbadiente de lado a lado de la boca y se dice un par de veces "carajo" como Federico Luppi.

Ese es mi asado ideal.

lunes, 9 de agosto de 2010

La explicación.

La experiencia de ser inmigrante permite disociar la lejanía física de la espiritual. Es decir, uno vive lejos pero siempre está cerca. Argentina me sigue como un lamento inexplicable, como un dolor que intento remediar a cada paso, o al menos entender. La vida me permitió un experimento que, planeándolo, jamás hubiera podido concretar: vivir varios meses en la Argentina después de años en el extranjero. Todavía estoy procesando todo lo que pude aprender. Pero a medida que la experiencia va quedando atrás, voy entendiendo muchas cosas. Estando aquí en USA paso bastante tiempo solo. Manejando, caminando, haciendo compras, trabajando. Y pienso, me enfrasco en debates conmigo mismo sobre los motivos que llevaron a la Argentina, a mi país, a su triste y dolorosa realidad. Cuando uno amplía el marco de referencia, cuando incorpora elementos de juicio despojados del fanatismo futbolero y arrebatado de la identidad pendenciera, puede comparar historias y conductas. Puede entender los resultados. Geografía, idioma, recursos, fisonomía, son elementos casi fortuitos en la formación de un país. Al menos, irremediables. No se pueden mover de lugar las montañas ni cambiar las iglesias por pagodas. Los países los hacen sus habitantes. Es cierto que el entorno ayuda, por eso en Río de Janeiro nació la bossa nova y en Buenos Aires el tango. Pero no deja de ser un dato aleatorio.

El gran problema de la Argentina es la irracionalidad.

Es irracional que exista un partido político que derive del apellido de un ex-presidente fallecido hace casi 40 años.
Que haya gente que corta las calles.
Que los alumnos de un colegio decidan quién es el rector.
Que el gobierno controle los medios de comunicación.
Que se formen y multipliquen las villas miseria.
Que se viaje como ganado en el transporte público.
Que sistemáticamente y en todos los órdenes se viole la ley.
Que nenes de 12 años maten.
Que el estado y el campo sean enemigos.
Que la gente odie a Tinelli pero lo vea todas las noches.
Que haya hambre.

La irracionalidad se extiende y se mete por todas las grietas de la sociedad, hasta corromperla en su misma esencia. Entonces, al producirse un hecho delictivo resonante la gente dice "hay que fusilarlos en Plaza de Mayo", en vez de reclamar que simplemente se apliquen las leyes. El ex-entrenador del Seleccionado pierde por goleada y pasa a ser un "drogadicto de mierda que ni siquiera es técnico." La presidenta tiene como mayor adversario político al vicepresidente, con quien se supondría que comparte un núcleo de coincidencias básicas que llevaron a crear la fórmula. Las reacciones indivuales y de conjunto nunca obedecen a un proceso de selección natural basado en la experiencia anterior. Todo es impulso. Pero no un impulso sano, prometedor. Es como un espasmo. Un movimiento inefable, sin rumbo ni explicación, sin sentido. Se anula todo lo actuado por el que estuvo antes. Se empieza siempre de cero. Y ya sabemos que empezar de cero es una actitud que, sostenida en el tiempo, constituye un retroceso.

Argentina es motivo de curiosidad por parte de aquellas personas con las que convivo. Personas nacidas en otros países, que no consiguen entender todo aquello que nos pasa. Yo mismo no entendía hasta que, como aquel gaucho que al bajar del caballo ve la Pampa de otra manera, salí, entré y volví a salir.
En otros países la gente piensa. Razona. Capitaliza las experiencias en pos del bien común. Aprende de las guerras, aprende de las crisis, aprende de las desgracias y de los éxitos. Y ocurre algo que para nosotros se vive casi como un milagro: las cosas funcionan. En otros países dije. En el nuestro no.

lunes, 2 de agosto de 2010

La conjura de los blanditos.

Según decía Sir Winston Churchill, un fanático es aquel que no puede cambiar de idea y no sabe cambiar de tema. Personalmente, me tienen podrido los fanáticos del Nuevo Orden Internacional. Los pseudo-ecologistas, anti-todo, pro-cualquier causa que llame a desafiar las apacibles creencias del pobre tipo de a pie. No se puede comer atún, porque cuando se pesca atún en una de esas es ensartado un delfín y entonces abrir una lata de conserva te transforma en el asesino de Flipper. Si no usás el papel de los dos lados sos responsable del calentamiento global. Si se intenta apuntalar, pintar o reformar cualquier edificación ruinosa con el pomposo mote de "histórica", se es culpable de mancillar el patrimonio edilicio. Y así con varios ejemplos y situaciones. Los guardianes de las causas sensibles, subidos a pedestales de progresito melindroso, con aroma a patchouli y musiquita étnica descerrajan su odio contra todo atisbo de conservadurismo, tradición, progreso o fomento de la actividad económica. Todo es motivo de replanteo y de censura categórica.

Esta semana tuvimos un nuevo ejemplo con la prohibición de la tauromaquia en Catalunia. Es indudable, mal que les pese a estos mequetrefes del incienso, que la cultura hispánica es muy difícil de concebir sin los toros.
Hay cabañas de cría que tienen décadas y décadas de antiguedad, que dan trabajo tanto a peones como a ingenieros agrónomos. Los toros traen turismo, trabajo, riqueza, actividad económica. Las corridas son transmitidas por televisión, son cubiertas en la prensa escrita, incluyen orquestas, vendedores de refrescos y bocadillos, hacen que mucha gente se monte en transporte público para llegar hacia ellas. El toro bravo es un símbolo de España, no es solamente un animal. Es un ícono cultural. Desde Dominguín hasta Jesulín de Ubrique, pasando por Paquirri, los toreros son héroes, son paradigmas del gallardo caballero español de todos los tiempos. ¿A dónde queremos llegar? ¿Qué pondrán en las botellas de Osborne? ¿Un delfín? ¿Dónde está escrito que la emasculación organizada implica progreso? ¿Van a prohibir también el boxeo y el whisky? El toro bravo es el toro bravo, no es un animal que exista por sí solo, se lo cría para la lidia. Y como se ha mencionado con anterioridad en este blog, cuando por aquellas insondables cuestiones de la genética y de la naturaleza no se logra que el toro sea bravío, su irremediable mansendubre lo exime de la arena y lo convierte en semental. Por otra parte, esas pechugas deshuesadas que consumen los "sensibles" que aborrecen la lidia, ¿no provienen de tenebrosos criaderos que someten a las aves a una horrenda existencia seguida de una truculenta muerte? Es la clásica incoherencia del fanático blandengue, que se opone a lo que no entiende. Que pide a gritos la abolición de todo aquello que no pasa por su absurdo tamiz de justiciero de cotillón.

Es una verdad escrita con sangre en la arena, desde el fondo de la historia: No hay cosa peor que lidiar un manso.

N. de la R.: A todos los que celebran la prohibicion de las corridas de toros en Cataluña, los invito a que lean el libro "Muerte en la tarde", de Ernest Hemingway.

miércoles, 28 de julio de 2010

Bares y afines.

Conocí a Gustavo en el año 1998. Era cantinero en Tancat, un restaurant español del centro de Buenos Aires. Solíamos ir ahí con mi amigo Matt a la salida del trabajo, a tomarnos nuestros primeros whiskies en serio. Al poco tiempo Gustavo se puso un pequeño restaurant a tres o cuatro cuadras de Tancat, al que llamó La Sal. Por alguna razón lo seguimos. Buenos años aquellos para tener 25. Había trabajo, se ganaba bien y por sobre todas las cosas, era muy común y muy fácil viajar. Que sin duda alguna es la actividad más edificante y maravillosa que puede emprender un ser humano.

Íbamos casi todos los días a La Sal y coincidíamos con parroquianos que nos doblaban la edad, con los cuales conseguíamos tener conversaciones profundas sobre la vida que jamás hubiéramos tenido (ni tuvimos) con nuestros padres. Eran charlas de un papá de otro hijo con un hijo de otro papá. Sin carga emotiva. Neutras, pero llenas de significado. Fue ahí que dejamos de ser el reflejo de nuestros padres para tener criterio propio. En aquellas charlas en el restaurant de Gustavo nos hicimos hombres. Solíamos quedarnos a cenar, Gustavo tenía un cocinero catalán que era extraordinario. Con él aprendimos a comer, desarrollamos el gusto. Fue un lugar clave en un momento crucial de nuestras vidas, previo a la diáspora. Al poco tiempo Matt se radicó en Inglaterra, yo me mudé a Miami y Gustavo cerró La Sal para irse al sur.

En posts anteriores manifiesto mi esceptiscimo respecto al reverdecer de amistades gracias a las redes sociales, pero es inevitable resistirse a su avance. Aún sostengo que si uno deja de frecuentar a alguien es porque no hay motivos para mantener el contacto y suscribo esta afirmación sabiendo que, aunque nos hayamos encontrado en Facebook, lo más seguro es que en la reputa vida vuelva a verlo a Gustavo. Y no por el hecho de que él ahora viva en Madrid ni porque estemos enojados o porque vaya a evitar encontrármelo, sino porque no nos vemos hace diez años y nuestras vidas siguieron, cambiaron, somos personas distinas a las que se conocieron entre sí. El tiempo y las vivencias nos convierten en otros. Al menos eso pensaba hasta hoy cuando abrí el mensaje de Gustavo que decía "¿Eeeeeeeehhhhhh... Juancho !!!! Yo sigo esperándote/los en la barra a tomar unos vinetessss y picar algún pecado cuasi capital, humildemente...! Con tu postura de pseudo mala leche al que se le escapa la ternura del amigo fiel ni bien estudia el campo... "

"Con tu postura de pseudo mala leche al que se le escapa la ternura del amigo fiel ni bien estudia el campo... "

Acabo de darme cuenta de que siempre fui el mismo.

lunes, 5 de julio de 2010

Por fin termina.

Algo cambió a partir de Sudáfrica 2010. En mi opinión, el mundial más decadente de la historia. El denominador común fue la indisimulable defección de todos los que llegaron como grandes figuras. Rooney, Ronaldo, Messi y Kaká pasaron sin pena ni gloria por los estadios africanos. Vengo pronosticando la desaparición del mundial como hecho deportivo, porque cada vez más los jugadores son de los clubes. Jugar por sus selecciones les provoca fastidio. No ganan dinero, se exponen a lesionarse, pierden sus vacaciones, enfrentan a sus verdaderos compañeros (como le pasó a Demichelis con Klose) y si no salen campeones del mundo son un fracaso. Demasiado poco atractivo ofrece el mundial a quienes son su sostén primordial. Fíjense cómo jugaron Verón y Messi la final intercontinental de 2009 entre Estudiantes de La Plata y Barcelona y compárenlos con su versión celeste y blanca. A los jugadores no les interesa el mundial. Punto y aparte.

Por otro lado, el mundial es uno de los hechos globales que despierta más xenofobia. Las redes sociales han sido vehículo transmisor de innumerables expresiones racistas, de desprecio y de burla. Facebook ha puesto de manifiesto el profundo odio soterrado que subyace en la gran mayoría de nosotros. La mentada unión latinoamericana obviamente no es tal, todos hinchan por el europeo de turno. No es ya la clásica rivalidad entre Argentina y Brasil. Mexicanos, chilenos, paraguayos, hasta los colombianos que ni siquiera clasificaron, volcaron su intolerancia y su deseo de fracaso al vecino como nunca antes. Los mismos que reclaman a viva voz los derechos de los aborígenes justificaron su simpatía por alguna escuadra del viejo continente argumentando que "mi abuelo era alemán".

Se deshilacha el mundial como hecho positivo. 4 años es demasiado tiempo en la era de la comunicación en tiempo real. Representar al país en una justa deportiva es algo demodé, vacío de significado. La Champions League, la Liga Española, la Serie A italiana y la Premier League, sustentan largamente el negocio televisivo y ofrecen la mejor versión del juego más lindo del mundo.

El mundial es una mierda.

miércoles, 30 de junio de 2010

Grises.

Leo en las noticias que María Antonieta de las Nieves está en conflicto judicial con Roberto Gómez Bolaños por el uso de la Chilindrina. Escucho en la radio comentarios tales como este: "la pobre es una respetable anciana que mantiene a su marido enfermo y de la única forma que puede ganarse la vida es personificando a la Chilindrina en un circo." También que "Chespirito debería ser más generoso, después de tantos años en los que María Antonieta colaboró con él en construir un éxito como fue El Chavo del Ocho, porque nadie puede imaginarse esa serie sin la Chilindrina." Recuerdo que lo mismo sucedió hace muchos años con Carlos Villagrán, el actor que hacía el papel de Quico. Siento una admiración interminable por Roberto Gómez Bolaños, me parece un genio extraordinario. Vencedor de idiomas, costumbres, modismos y fronteras. Un conquistador de la cultura, un paradigma de buen gusto, creatividad, respeto por el público, contracción al trabajo. Al igual que la gran mayoría de los creadores, Roberto está condenado a soportar la conjura de los grises. De los patéticos. De aquellos que no tienen nada bueno ni nada malo en su vida, si no es por el accionar de terceros. El público mexicano no tiene simpatía por Chespirito. Lo consideran soberbio, arrogante, odioso y despótico. Obvio, en los países latinoamericanos genera mayor adhesión el pretendidamente débil, el supuestamente oprimido. Aquel que denuncia la injusticia de ser sometido por el poderoso. Me pregunto si llegaré a ver el día en que nos demos cuenta de que para progresar hay que estar del lado del que genera riqueza, no en contra. A los Chespiritos hay que cuidarlos como si fueran oro, hay que estimularlos, hay que propiciar las condiciones para que sigan inventando. La Chilindrina no existía en el mundo antes de que se le ocurriera a él. Y es redundante pero necesario agregar que María Antonieta de las Nieves tampoco.

miércoles, 23 de junio de 2010

Hablando de mundiales.

Jamás volvimos a enfrentar y derrotar en el mismo torneo a equipos tan poderosos. En esa época, se armaban 4 grupos de 4 en la primera ronda, pero la segunda ronda no era por eliminación directa, sino que se formaban 2 grupos de 4 con los ganadores de la primera ronda, y el ganador de cada grupo jugaba la final. Arrancamos contra Hungría, que volvía a jugar el mundial por primera vez desde 1966, intentando reestablecer su prestigio. Fue 2-1 con goles de Luque y Bertoni, después de ir 1-0 abajo. Después vino Francia, que también llevaba dos mundiales sin participar, pero que llegaba con un equipo comandado por el mejor futbolista galo de todos los tiempos, Michel Platini. Fue otro 2-1 con goles de Passarella de penal y de Leopoldo Jacinto Luque, que jugó gran parte del partido con un brazo casi roto. Luego llegó la derrota contra Italia, que tenía un cuadrazo que sería la base del campeón del 82, con Dino Zoff, Scirea, Antognoni, Bettega y Paolo Rossi. Con ese resultado, ambos equipos pasaron a la siguiente ronda, Italia con 6 puntos y nosotros con 4, por lo cual perdimos la sede y tuvimos que ir a Rosario. En la segunda ronda, nos tocó de entrada Polonia, que venía de salir tercera en el mundial 74 y contaba con los talentosos Lato y Boniek entre los suyos. Fue 2-0 con dos goles del Matador Kempes y un penal que el Pato le atajó a Deyna. Después llegó el empate 0-0 con Brasil, jugando bajo la lluvia. Llegamos al ultimo partido del grupo cabeza a cabeza con ellos, pero con una diferencia de 3 goles a favor de nuestro eterno rival, por lo cual necesitábamos meterle 4 a Perú para llegar a la final. Perú era un rival muy respetable que había clasificado primero en la ronda inicial y tenía grandes jugadores como Chumpitaz, Cueto, Cubillas y Oblitas. En los primeros 15 minutos, lo pasamos realmente mal, con dos tiros en los palos del arco del Pato. Hasta que a los 21 llegó el primer gol de Mario Kempes, a los 43 el del Conejo Tarantini, a los 46 otro de Kempes y a los 50 el de Luque, que nos depositaba en la final. Llegaría uno de Houseman y otro más de Luque para sellar el 6-0 que no dejaba dudas. La selección Argentina, empujada por los hinchas rosarinos, llegaba por segunda vez en su historia a la final. Y llegó el gran día. La definición del torneo nos ponía frente a frente con Holanda, subcampeona del mundo en 1974. Otro cuadro formidable, integrado por fenómenos como Krol, Neeskens, los hermanos Van der Kerkhof, Rensenbrink y Nanninga. Sobre el final del primer tiempo, gol del Matador Kempes metiéndose entre los dos centrales rivales y definiendo casi desde el suelo. Terminando el partido, un golazo de Nanninga nos dejó helados. Y un tiro en el palo de Rensenbrink casi nos deja fritos. Fuimos a tiempo suplementario. Y a los 105 minutos, Kempes entró al área bailándose un malambo arriba de los defensores holandeses y metió el 2-1 con la suela derecha, casi debajo del travesaño. Pero a ese equipo de hombres, de campeones de verdad, le alcanzaba para otro gol más. Y llegó una combinación sensacional entre Bertoni y Kempes, que la Chancha metió abajo contra el palo derecho de Jongbloed. Golazo y Argentina campeón. Jugando como nos gusta a los argentinos, con talento y huevos. Sin protestar, sin artistadas. Ganando cuando hay que ganar, sufriendo cuando hay que sufrir. Digan lo que digan, esa fue la mejor selección argentina de la historia. Dirigida por un técnico que representó como nadie nuestro paladar futbolístico dentro de un campo de juego, capitaneada por el último gran caudillo que vistió la celeste y blanca y con un grupo de jugadores valientes, talentosos y decididos a quedar en la historia.

Lamentablemente tuvieron la desgracia genética de representar a la Argentina. Y hoy, a 32 años de su consagración, siendo ya sexagenarios, en vez de recibir el homenaje de la patria futbolera, son señalados como cómplices de una oscura maniobra militar. Son demeritados por una sociedad exitista, que en aquel entonces golpeaba las puertas de los cuarteles pidiendo orden. Son tratados cruel e injustamente por el ignorante, cobarde y traicionero argentino medio. Pero afortunadamente están las imágenes del Monumental colmado, de los papelitos, de las banderas. Están las grabaciones del "vamos vamos Argentina", están las fotos de Alfieri, incluyendo la famosa del "abrazo del alma." Están las pruebas irrefutables de la felicidad colectiva. No hay registros de manifestaciones en contra del mundial, no hay grabaciones de ningún periodista, de ningún político o representante de la sociedad argentina condenando la realización del torneo. No hay imágenes de ninguna plaza vacía. Lo que hay es un triste presente, una frustrante y dolorosa realidad: la prueba fehaciente de que pertenecemos a una sociedad enferma, desmemoriada y resentida. Ellos querrán recordar la fecha del 25 de junio de 1978 como un oscuro momento de nuestra historia. Yo prefiero decirle gracias a los jugadores por darnos aquella gran alegría.

Muchachos, a 32 años de ese logro: al igual que ustedes, yo nunca me voy a arrepentir de ser campeón.



http://www.youtube.com/watch?v=Yxdok39dakI&feature=related

lunes, 21 de junio de 2010

Claves para una vida mejor

-No exceder el punto de cocción. El pescado salteado en oliva, 5 minutos. El asado, hasta término medio como mucho. Los fideos, siempre al dente.

-Meterse al mar y pasar un largo rato. Respirando, pensando, nadando un poquito, mirando el horizonte.

-Anotar en un block o pizarra las tareas que tenemos pendientes y a medida que las vamos realizando, tacharlas de la lista. Se siente muy bien ir viendo cómo los ítems tachados van superando a los no tachados.

-Chuparse un whiskicito a la noche. Una vez fui a Angra dos Reis con un amigo y nuestras parejas. Mi amigo y yo nos sentamos en la punta de un muelle del complejo de cabañas en el que nos estábamos alojando y nos tomamos una botella de Johnnie Walker Green Label en un lapso de aproximadamente 5 horas. Fue lo mejor del viaje.

-Tener menos ropa, menos libros, menos compacts, menos fotos, menos adornos, menos objetos en general.

-Rezar.

lunes, 14 de junio de 2010

Hijos de patria.

Ojalá que no tengas que emigrar. Ojalá que tu país pueda recuperarse y que vuelvas a tener trabajo, que no te toque irte a otro lado, lejos de tu familia y de tus costumbres. Porque no hay nada más duro y doloroso que el exilio, que es ni más ni menos que amputarte una parte de la vida. Tal vez no sepas de lo que hablo. O mejor dicho, sabés bien de lo que hablo porque hace un siglo tus bisabuelos lo vivieron. Tuvieron que irse, tuvieron que empezar de cero en otro lado, lejos. Muy lejos. Pero la Providencia los depositó en un suelo que los recibió con los brazos abiertos, que les entregó su fisonomía virgen para que ellos le imprimieran sus propias características, convirtiendo esa segunda patria, en muchos casos, en la primera. Y lo que es más importante: en la última. Te hablo a vos, español. A vos, que tenés marcada a fuego la mano que la Argentina le dio a tu raza. Que sos hijo del confort y de la vida resuelta, que mirás de reojo a los latinoamericanos, a los africanos, a los europeos del este. A todos los que llegan a tu casa, como tus antepasados llegaron a la mía, buscando progresar. Ojo español, ojo. Que la historia invariablemente se repite. Y que en una de esas, el que se tiene que subir a un barco de lágrimas sos vos.

lunes, 8 de marzo de 2010

Planes

Según la definición del diccionario, un plan es el modelo sistemático de una actuación pública o privada, que se elabora anticipadamente para dirigirla y encauzarla. Según la vida (la mía al menos), es algo que todo el tiempo tenemos que cambiar.

lunes, 8 de febrero de 2010

El Negro.

Mi restaurant de sushi queda cerca de la cancha de River. Ayer mientras preparábamos el salón para abrir, pasó camino al Monumental parte de la seguidora parcialidad de Rosario Central. Uno de los hinchas llevaba una bandera con la imagen de Inodoro Pereyra visitiendo la casaca canalla. Debo confesar que se me llenaron los ojos de lágrimas por el inmediato recuerdo del ENORME Roberto Fontanarrosa. Es imposible disociar la cultura popular argentina de los últimos 40 años de la influencia del Negro. Dibujante, narrador, creador de personajes, defensor de la liturgia del café, del fútbol y de la feroz y tierna mordacidad Argentina. Te extraño Negro, leo tus libros y entiendo que no eras escritor, eras un tipo que contaba historias a sus amigos. Te recuerdo diciendo que soñabas con ser futbolista pero chocaste con dos obstáculos, el primero tu pierna derecha y el segundo tu pierna izquierda. Guardo tus libros firmados, recito de memoria todo lo que escribiste para Les Luthiers. Genio, genio, genio. Publicaste en Clarín toda la vida sin moverte de Rosario. Monstruo. Cada cuadrito de Inodoro o de Boogie era una historia en sí mismo. Te admiro, te extraño y te digo gracias. Mi vida es mejor porque vos exististe. Ah, fue parda 0-0 de visitante. No está mal. No está mal. Un abrazo Negro.

sábado, 23 de enero de 2010

Estaba escrito.

Una de las veces que intenté hacer terapia, el fulano que me atendía, freudiano él, llegó a la conclusión de que yo debía atenderme con un lacaniano por causa de mi "relación atávica e indisoluble con el lenguaje". Eso, además de reforzar mi idea de que los psicólogos son una manga de chantas con mal aliento y zapatos con suela de goma crèpe, que lo único que quieren es quitarle plata a la gente para pagar sus viajes al Machu Pichu, me hizo entender el inicio de todos mis males.
Aprendí a leer a los 4 años mediante el método de lectura veloz de ILVEM. Y nunca paré, leía los avisos fúnebres, los carteles de la calle, la guía de teléfonos, el prospecto de los Mejoralitos. Todo. Después, una vorágine inevitable me llevó por varios escritores, hasta que llegué a dos que me marcaron a fuego: Ernest Hemingway y el Gordo Soriano. Ambos eran periodistas, ambos contaban historias verosímiles, casi como crónicas. Hoy ya no puedo desandar el camino y desaprender a leer, ya no volveré a tener 4 años. Pero de todo lo que leí y escribí, de mis 18 años de redactor publicitario, de las cartas, de este blog, de tantas cosas, puedo decirle al psicólogo aquel que si mi vida de relación se circunscribirá a releer eternamente "Cuentos de los años felices" y "Muerte en la tarde", puede darme el alta tranquilamente.

jueves, 7 de enero de 2010

El campeón.

Pasado un tiempo de la muerte de Carlos Monzón, fecha de la cual hoy se cumplen 15 años, llegó un avión particular a la ciudad de Mar del Plata. De él se bajaron dos hombres y tomaron un taxi directamente desde la pista de aterrizaje. Se dirigieron sin demoras a un estudio jurídico del centro. Al llegar, se presentaron y pidieron hablar con los abogados de Carlos. Cuando los atendieron preguntaron cuánto se debía de honorarios atrasados en el caso. Abrieron un maletín, sacaron el dinero correspondiente, se despidieron, subieron al taxi, volvieron al aeropuerto y se tomaron el avión de regreso.

Eran Alain Delon y Nino Benvenutti.