Hay un programa de televisión en BBC llamado "Dragon's Den" en el que gente común le presenta sus ideas de negocios a 5 millonarios, con la ilusión de conseguir el financiamiento necesario para ponerlas en marcha. Muy pocas veces lo consiguen, y no porque las ideas no estén buenas o porque no resulten atractivas. La mayoría no consigue sostener sus propuestas desde la lógica o la emoción, al ser interrogados ferozmente por los millonarios. Inevitablemente, la despiadada metralla inquisitoria de quienes deberán poner su dinero para hacer realidad la idea, termina prevaleciendo por encima de los argumentos de los aspirantes a empresarios.
Como pasa con todo lo que sometemos a análisis descarnados, casi nunca sucede. Todo tiene un costado desalentador, apocalíptico e inequívocamente falible. Todo puede fallar. ¿Será que la diferencia la hace el criterio propio? ¿O las ganas de demostrar que el otro está equivocado? Como cuando vamos a la playa aunque anuncien lluvia, como cuando Colón cruzó el Atlántico, como cuando los hinchas de Independiente nos sentamos a ver un partido. ¿Cuánto de lo que hacés resiste un análisis? ¿Cuánto de lo que más feliz te hace en la vida tiene sentido?
Por las dudas no le preguntes a nadie.
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