Un par de semanas atrás fui al cine a ver Gran Torino, magistralmente dirigida y protagonizada por Clint Eastwood, que a punto de cumplir 79 años, con la voz quebrada y la mirada cansada, sigue siendo el mismo. Y él mismo.
Tony Bennett, a sus 82, lejos de quedarse vegetando en su New York natal, anda de gira con su banda por todo Estados Unidos, además de pintar incansablemente en su atelier.
Son ejemplos de hombre de otra época. Aquella en la que no existían las excusas.
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