Yo nací en el país en el que reinventó su vida. Y vivo en el país que le tiró la bomba.
domingo, 22 de febrero de 2009
Fotos de guerra.
La segunda guerra mundial fue, como todas las guerras, un horror y una tragedia para la humanidad. Pero también fue el hecho más trascendente del siglo 20. Porque definió al mundo tal cual lo conocemos hoy, con los "buenos" de un lado y los "malos" del otro. Obviamente, los buenos son los que ganaron: Inglaterra, Estados Unidos, el capitalismo occidental y sus intereses económicos en medio oriente. Los malos, los regímenes personalistas y totalitarios de Alemania, Italia y Japón. El "eje del mal." Hitler, Mussolini y el emperador Hirohito. En fin. Pasados Pearl Harbor, Guadalcanal, la invasión de Sicilia, el Día D, Auschwitz y la bomba de Hiroshima, quedaron las historias de las personas. De quienes luego de luchar, ganar o perder, sufrir y aguantar, un buen día volvieron de la trinchera a su vida cotidiana. De los cientos de miles que existen, yo conozco una. La de un japonés que, siguiendo las órdenes de Hirohito, participó de la construcción del ferrocarril que uniría Tailandia con Birmania (aquel famoso de la película "El puente sobre el río Kwai) y luchó en el Pacífico. Estuvo 4 años en servicio activo, hasta que el emperador se rindió y la guerra terminó. Huyendo de un país devastado por dos bombas atómicas, emigró a la Argentina. Formó una familia, empezó en otro lado. Pasaron los años, la vida le fue fabricando recuerdos nuevos que alejaran los anteriores lo más posible. Hoy, es hincha de Boca, le gusta el tango y es el abuelo de mi gran amigo Quique.
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