1) En la vida se conocen muchos pelotudos. Pero de tanto en tanto aparece gente que vale la pena. Entonces te haces amigo y podes comprobar con alegría que el pavor al pelotudismo crea un lazo invisible que nada puede destruir. La amistad con los que valen la pena no te inmuniza, pero te mantiene alerta. Dios es justo y por eso te da un poco de cada cosa. Unos cuantos pelotudos, unos cuantos amigos. Está en vos entonces, querido lector. Si elegís bien sos amigo. Si elegís mal sos un pelotudo.
2) Escuchen a Duke Ellington.
Grandes verdades.
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