Yo suscribo a rajatabla los dictámenes de la economía de mercado. Considero que la educación y la salud no deben ser gratuitas. Dudo de la eficacia del sistema de voto universal versus el voto calificado. No encuentro mérito en la pobreza. Reivindico la lucha antisubversiva. Es decir, soy lo que el común denominador culposo y cobarde de la clase media argentina adoradora del dólar y los shoppings de Miami denomina un "facho", un "liberal", un "oligarca" si se quiere. Pero me la banco. Pienso así y fundamento lo que creo. Vivo de manera consecuente con mi pensamiento.
Una noche de julio, en el año 2006, fui a cenar al restaurant La Brigada, en San Telmo. Una de las mejores y más caras parrillas de Buenos Aires. Cortes premium, vajilla impecable, mozos diligentes, bodega surtida. A metros de allí, bajo la fría lluvia porteña, familias enteras buscaban refugio en los zaguanes de las viejas edificaciones de la zona. Los postergados, los caídos del sistema, los desposeídos. Ese conjunto de personas a los que, de un modo asquerosamente demagógico la izquierda denomina "el pueblo" o "la gente", como si los que no hurgamos tachos de basura fuéramos incomprensibles criaturas del espacio exterior. En fin. En una mesa del restaurant, tomándose una botella de champagne francés Dom Perignon, estaba Mercedes Sosa. Gran abanderada del "pueblo", voz de los sin voz, heroína de los jóvenes idealistas. Canonizada por toda la patria hipócrita, deslenguada y pelotuda que aplaude todo lo que es "políticamente correcto", sin aplicar la más mínima dosis de sentido común.
Les repito por si no queda claro: VI A MERCEDES SOSA CENANDO CON DOM PERIGNON EN UNO DE LOS RESTAURANTES MAS CAROS DE LA ARGENTINA.
Esa es la izquierda latinoamericana.
Juan nunca leí unas palabras ajenas tan mías.......si queres podemos abrir un club con esa clase de comunistas-socialistas latinoamericanos, te puedo pasar una lista infinita....
ResponderBorrarAbrazo
Mariano (amigo de Gaston D, quizás me recuerdes)
Claro que me acuerdo, seguís golfeando?
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